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La Lamia en libia era considerada la hija de Belo, que reinaba en aquella región. Zeus se prendo de ella y tuvieron varios hijos, pero todos ellos a excepción de Escila fueron muertos por Hera, que los hizo perecer llevada por los celos. Entonces Lamia se convirtió en una madre desnaturalizada que devoraba a sus propios hijos y a los de otras madres, y tan cruel que su rostro se transformo en una mascara de pesadilla. Dice también la leyenda que Zeus le concedió el poder de sacarse los ojos de las órbitas y volvérselos a poner a su antojo, con el fin de poder ver mientras dormía. Durante el sueño era inofensiva, pero en estado de vigilia vagaban por las tinieblas, siniestro fantasma sediento de sangre, para lanzarse contra los niños y desangrarlos hasta la ultima gota.
Mas tarde, cuando se añadió al mito de la sangre el elemento erótico, la Lamia se unió a las Empusas, adquiriendo las mismas características de súcubo. Juntas yacían con los jóvenes y les succionaban la sangre mientras estaban inmersos en el sueño. Las dos figuras llegan a confundirse con mucha frecuencia, hasta el punto de constituir una entidad única.
1 comentario:
¡Muy interesante tu blog! Estoy buscando información para el segundo tomo de una trilogía protagonizada por un dhampiro y me gusta mucho tu enfoque. No sabía lo de las hijas de Lilith...
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